Comer fuera de casa

jueves, 17 de diciembre de 2009

El otro día comí fuera de casa otra vez. Se casó una amiga y la comida fue en el Castillo de Gorraiz. El restaurante está genial y he comido varias veces en él. La primera vez que comí en él, los novios fueron preguntados, si había algún invitado con alergia alimenticia y cuando me senté en la mesa, los camareros me preguntaron para saber quién tenía alergia al huevo.
Esta vez no ha sido diferente, cuando me senté, vino una camarera, pregunto por el alérgico al huevo y me indicó que no podía comer dos platos del menú, pero que me cambiaba por otros diferentes que si podía comerlos.
La comida transcurrió bien, comí de todo y todo estaba muy rico, la anécdota llegó con el solomillo, me pusieron el solomillo en la mesa y estaba acompañado de un cuadradito de patatas, como siempre que tengo dudas, no me atrevo ni a probarlo. Llamé a la camarera y le pregunte sobre el contenido del cuadradito de patatas, indicándole que no podía comer huevo, acto seguido se llevó el plato y me indicó que me sacaba uno que si podría comer.
Por mucho que indique que no puedo comer huevo siempre tengo que estar alerta y fiarme de la vista y como siempr,e si tengo dudas no comer nada y volver a preguntarle al camarero las veces que haga falta, indicándole que pregunte al cocinero, siempre es más fiable la respuesta del cocimero que la del camarero.

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